lunes, 12 de diciembre de 2011

"NO CAMBIES TUS RUEDAS"

Es el lema de la campaña de la DGT y las personas con lesión medular. Ellos les acompañan en sus controles y hablan con los conductores para concienciarles de que no beban y vayan con precaución, porque puede que cambien las ruedas del coche por los de una silla. Os dejo con una historia conmovedora, de esas que remueve la conciencia y que hace que te lo pienses dos veces antes de conducir. (Y dentro de nada, un nuevo post...)


Se trata de una historia de éxitos y alegrías, de penas y sufrimientos. La vida, al fin y al cabo, no es más que una mezcla de estas especias aderezadas de forma diversa en cada persona. Él es ingeniero telemétrico, casado con dos hijos, un hombre fuerte, con carácter, apasionado del motor, especialista en escenas de riesgo, conocido en el mundo del motociclismo, con un negocio propio que le funciona y cuyos hijos heredarán a mucho gusto.


Francisco Ureta con una de sus motos
4 de febrero de 2008. ¿Os suena? ¿Qué hacíais ese día? Quizás no os acordéis. Os garantizo que nuestro protagonista recuerda hasta las centésimas de segundo. Probaba una moto antes de venderla. No había recorrido más de 800 metros cuando a la salida de una rotonda, un coche le engulle por detrás y le dispara como un petardo hacia el quitamiedos. Se da a la fuga. Él no pierde la consciencia, así que ve sangrar su rodilla. Intenta tocársela, pero no puede. Es como si se hubiera agarrado a una farola ardiendo. Llega la ambulancia. La traumatóloga sabe que no conviene tocarlo, con muchísimo cuidado le suben a la camilla y trasladan al hospital.


Se debate entre la vida y la muerte. Los médicos le plantean una operación crítica con un alto porcentaje negativo. Y sobrevive. Podrá respirar sin máquinas, moverse en sillas de ruedas. No perderá la movilidad total de la parte izquierda. Un diagnóstico "positivo". Un choque brutal para él: tetrapléjico incompleto.

¿Y ahora qué?... Su hijo corría al día siguiente. No puede. Los gastos se hacen enormes. Hay que vender el negocio. Su circuito ahora le lleva de la cama del Hospital de Enfermos de Médula Espinal de Toledo hasta la sala de rehabilitación. Las noches son muy largas, la recuperación lenta. Decide luchar, trabaja duramente con las rehabilitadotas y su mujer, en la piscina con sus compañeros. Comienza a mover los brazos. Y sus compañeros… No todos lo logran, algunos fallecen en el camino… Francisco no aguanta las lágrimas. Es la hora de la verdad para él, para su matrimonio, para la familia. ¿Me dejarán de lado?

Gloria jamás lo haría. Sus hijos tampoco. 4 de junio de 2010. Conozco a Francisco Ureta. Tan sólo 2 años después del accidente, es coordinador en Aragón de la Fundación AESLEME. 
Se mueve como un maestro en su silla de 7.000 euros (él dice que uno es discapacitado según la capacidad  adquisitiva). Siempre se le dio bien eso de conducir. Paseo con él y me cuenta esta misma historia. Mientras andamos, un escalón. Lo baja. Después una rampa, Gloria le coge “los mandos” para que no vuelque.  Me impresiona su fortaleza, su capacidad de superación (y eso que afirma que todavía no ha conseguido aceptarlo). Ha visitado cientos de institutos, ha hablado a más de 12.500 chavales, ha organizado un documental sobre su vida y ha realizado varias campañas.  ¿El objetivo? “Que no le pase esto a nadie nunca jamás”. ¡Vaya reto!

Francisco con Rossi en una de sus campañas
“Mi enfermedad no tiene cura, la única solución es la prevención”. Antes os decía que daba charlas; según sus cálculos, la efectividad de las mismas es de un 30-35% de reducción de la siniestralidad por centro visitado. Pero cada charla es un dolor auténtico. Revivir los momentos más dolorosos y trágicos de su vida. “La prevención es la asignatura pendiente”, me dice Francisco. Desde que se fundó AESLEME en los 80 se ha reducido un 68% la siniestralidad, han salvado más de 2 millones de vidas. “Mañana quizás salve otra”, añade este responsable en Aragón. Ese es el motivo por el que se levanta con sumo esfuerzo incluso a las 4 de la mañana para acudir a algún instituto perdido en la geografía aragonesa.

Quizás el por qué no sea la clave, sino el cómo. ¿Cómo lo logra? El ser humano es extraordinario y en los momentos más duros puede responder de formas inesperadas y al mismo tiempo maravillosas. Del mal puede surgir el bien. ¿Cómo? Supongo que Francisco decidió que podía dar algo a los demás. Ahora la pregunta nos llega a nosotros ¿Y ahora qué? Pues eso, la historia de cada uno la escribe uno con sus especias y su libertad.

4 comentarios:

  1. Me parece una historia conmovedora...a la vez que leía esta historia sentía un nudo en la garganta...realmente cuando se lleva un coche no sólo es cuestión de "controlar" cuando conduces, sino de estar preparado por lo que puedan hacer los demás.. supongo que la persona que le golpeó iría bebida o sería un temerario.. porque si hubiese sido un descuido no se habría dado a la fuga...

    Sigue así Ana!

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  2. Lo cierto es que nunca lo sabremos, porque se fue y Francisco nunca ha sabido nada de él/ella. A mí me impresionó y me tocó profundamente. Merece la pena ir con cuidado!
    Gracias por tu comentario!!!

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  3. Gracias Ana por compartir esta historia, por dura y conmovedora que es. Es un buen examen de conciencia respecto a las precauciones que hay que tomar y la historia que cuentas un ejemplo de superación. Y felicidades por tu capacidad periodística! Está muy bien expuesto. Josep Maria Amorós

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  4. Excepcional la historia que cuentas. Todas estas personas que a pesar del "momento" que están viviendo son capaces de hacer algo por los demás, se merecen un gran premio ya que dan todo lo que tienen y aunque en las charlas son momentos de rememorar lo vivido, se sobreponen y dan su vida.
    Impresionante la sencillez con la que cuenta lo vivido por en el accidente.
    Gracias y sigue adelante.
    Mª Carmen

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