La corrupción ha campado a sus anchas durante los años de bonanza y ahora que vienen mal dadas, nos enteramos de que no se salva ni la caridad. No es extraño que el rechazo a la casta política sea generalizado. Ellos hacen la ley y la trampa.
¿La representación del pueblo? |
Y digo "casta" con toda intención. Dícese en el Diccionario de la RAE: "Grupo que forma una clase especial y tiende a permanecer separado de los demás por su raza, religión, etc". O también: "En una sociedad animal, conjunto de individuos especializados por su estructura o función. Se usa en especial referido a los insectos sociales, como la obrera en una colmena". Servidora encuentra en estas definiciones grandes semejanzas con la clase política que no nos representa.
Por un lado, una de las lacras de la política actual es la gran brecha que separa a los políticos del pueblo. Entiéndase que no hablo del alcalde o concejal de pequeña localidad, que vive puerta con puerta con el resto de vecinos, que bien le pueden dar un tirón de orejas si se excede. Me refiero a los políticos que acuden al Congreso con sus ipads y coches oficiales, con sus dietas que superan con creces el sueldo de la que escribe en un año, de los políticos que se mueven por las altas esferas y solo bajan a la tierra durante el mes de campaña electoral.
"Er político, un profesioná" |
"Insectos sociales- dice la RAE- del conjunto de individuos especializados por su estructura o función (...)". Las noticias de los últimos días no dejan lugar a dudas. Su función está clara: saquear el erario público, evadir impuestos, desviar fondos, dar sobresueldos en negro y concesiones fraudulentas, aprobar EREs falsos o financiarse ilegalmente... Y aquí paz y después, gloria... ¡Qué vergüenza!
Ahora que el personal se ha enterado del tinglado y está calentito, ¿con qué credibilidad va a hablar ningún representante de ningún partido?, ¿Quién va a creer a nadie si ni han cambiado sus estructuras y normas de control, ni han ido a por los insectos sociales podridos dentro de sus órganos de dirección?
Lo más triste de las noticias que vamos conociendo es que en todas las provincias y todos los partidos, derecha e izquierda, sin distinción, han metido la mano en las arcas públicas y han buscado la manera de ser más listos que nadie.
La Justicia, más que una necesidad |
Vivimos un momento de profunda crisis política y de ella no saldremos a menos que apliquemos una buena purga que deje a los órganos políticos tiritando, posibilitando así una regeneración auténtica. Además de mecanismos de control externos que funcionen con rapidez, rigor e independencia (no como ocurre actualmente con el Tribunal de Cuentas que supervisa a 6 años vista). Parte indispensable de ello es una justicia efectiva que no deje títere podrido sin cabeza (lo que está por ver que suceda). Y una sociedad madura, exigente, crítica, ayudada por unos medios de comunicación independientes y vigilantes.
No sé cuánto tiempo tardaremos en lograrlo, pero lo que está claro es que si seguimos como hasta ahora, la respuesta se hará cada vez más generalizada. ¿Política? No, gracias.
Ana Moreno Marín