martes, 10 de enero de 2012

Y LLEGÓ EL 2012...

Un año nuevo por delante. Si lo pienso, ¡qué pereza!... Lo empecé en la cola del INAEM. Estaba a rebosar. Miraba la fila para hacerme la tarjeta de parado e inconscientemente me puse a contar: uno, dos, tres... Por lo menos pasaron unas 200 personas esa fría mañana de enero. No era la primera vez que entraba en una oficina de esas, pero esta vez escocía más. Había sobrellevado bien la crisis, a pesar de que despidieron a padre hace dos. 


Nosotros trabajábamos y no había problema. La fortuna no duró tanto. El año pasado llegó el jefe para decirme que no volviera, el producto que vendíamos directamente se suprimía. Encontré empleo un par de meses después como comercial de productos del hogar. Está bien, no era el curro de mi vida, pero con él podría tirar hasta que pasase esta crisis diabólica, más pegajosa que la nocilla. Me pregunto cuándo se acabará... El caso es que me estaba dejando los cuernos, haciendo más de 9 horas al día, yo, que no había cogido una fregona en la vida, vendiendo productos para dejar las baldosas del baño ¡como los chorros del oro! Lo decía mi abuela y oye, funciona... Algunas los compraban.
El caso es que no se vendía lo suficiente entre todos los compañeros y, sobraba uno. ¿El último en llegar, por favor? Todos sabíamos la respuesta. Despedido o lo que es lo mismo, no renovado.


Rumiaba todo esto mientras esperaba en el paro, apretujado entre los compadres gitanos de dos bloques más arriba, los africanos del sector sur y los moros y sus mujeres, también de la zona. No los miraba en plan racista, para nada, el paro nos hace a todos iguales. Por otro lado, nunca pensé que fuéramos distintos. Pero también había niñas "bien", todas monas y maquilladitas, cuando me rallaba les echaba un buen vistazo y ¡vaya si me alegraba! Sobre todo la de la minifalda, jajaja. En fin, que me desvío. También había cuellos blancos, ayer quizás ejecutivos.


El caso es que estuve 4 horas. Dan para pensar mucho.Soy miembro de la mayor empresa de España. Lejos han quedado los 4 millones. Ahora somos una marabunta, pero oye, he pensado que voy a escribir a la nueva ministra, Fátima Báñez, para decirle que no cuente conmigo, que paso de pertenecer a esta "gran" empresa. Prefiero irme a la competencia y ganarme la vida, aunque eso signifique levantarme todas las mañanas temprano y llegar cansado a casa. Prefiero eso a ser joven y estar tirado. 


Aunque no sé...Tengo un buen pálpito para este 2012. Quién sabe, quizás haya barra libre de empleo para todos. ¡Vaya iluso! Pero, no importa,no me voy a quedar quieto. Con espíritu y optimismo, tengo media batalla ganada. 
No sé si escribiré más en este diario, creo que estaré muy ocupado. Pero a todos esos con quienes me crucé en la oficina ese día y a los que irán acercándose en los siguientes. A todos, ¡mucha suerte!


Rodolfo Pedruno

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