viernes, 10 de febrero de 2012

SURREALISTA, CASI IMPOSIBLE, PERO CIERTO

Cuando las noticias negativas en los medios se suceden, surgen en el anonimato miles de esperanzadoras acciones que renuevan la fe en las buenas personas. Pareciera que son una especie en extinción, pero historias como esta, revelan que están ahí, sólo hay que descubrirlas (y por qué no, publicarlas).

Venecia. Un precioso día de octubre. El sol luce con ganas dejando un calor suave de unos 20 grados, que se refresca con alguna brisa marinera que recorre los entresijos de la vetusta cittá flotante. No es período vacacional, pero sus calles están repletas de turistas y habitantes, que conocedores de los atajos, se deslizan entre la marabunta como pez en el agua. Mientras, los turistas escudriñan los letreros, intentando adivinar las salidas de sus laberínticas estrías, evitando no caer en una Góndola, de esas que te roban el riñonar. 
Vistas al Canal desde uno de los puentes de la ciudad

En esto estaban nuestros protagonistas: una pareja de tortolitos que celebraban su romántica luna de miel. Venían de los Alpes, algo cansados y con ganas de ver, más bien pronto, la Ciudad de los Canales. Ven Santa Maria dei Frari, y quedan perplejos ante la belleza de las obras de arte que celosa custodia; siguen caminando y llegan a la calle del mercado, más adelante el orgulloso Ponte de Rialto, la Piazza San Marco, la Basílica... Foto aquí, foto allá, esquiva al turista y gira a la derecha, rás... Cuando de pronto, el hambre les aprieta.

No tardan en darse cuenta de que buscar un restaurante "B,B,B" (*) en la la Reina del Adriático, es prácticamente un imposible. Después de desgastar un buen rato las suelas de los zapatos, deciden entran en un pequeño y escondido restaurante con encanto. ¿El menú? Pizza, por supuesto. Total, sólo llevaban 5 días comiendo este rico, empalagoso y empachoso, a la par que delicioso, plato italiano. Salen al rato, llenos hasta la bandera. (Las malas lenguas dicen que ella estornudó y le salió una aceituna).

Les hace falta bajar la comida, así que cruzan a la otra orilla y siguen caminando. Deciden visitar la Accademia di Belli Arti, para después volver en vaporetto al Piazzale Roma, donde un autobús del hotel les recogería. Allí están ahora, felices, enamorados y totalmente derrengados. En esto, que deciden inmortalizar el momento, y al instante, llega el autobús. Las criaturas salen disparadas, pero, ¡ay de ellos! Se dejan la cámara.

Al día siguiente, ya repuestos, se dirigen al aeropuerto. ¡Cuál fue su sorpresa al ver que no la llevaban! Buscan como locos en la maleta, como pueden entre la masa de gente apiñada en la terminal... Nada. Llaman al hotel. Nada. Esperanzados piensan que puede estar en algún recoveco del equipaje; pero, cuando llegan y lo abren... Nada.

¡Cuántos recuerdos únicos inmortalizados, perdidos! Desolación.

La esposa, con ese sexto sentido, mira el mail. ¡Imposible! Tienen un correo del hotel de los Alpes. Ojo al dato: Una señora había encontrado su cámara en un banco de la Plaza Roma, había visto las fotos y, entre ellas, las del hotel. Allí había llamado para preguntar sus datos y poder así, devolverles el aparato.

¿Un ángel? Seguramente sí, no sólo les devolvió la sonrisa, sino que les envío a gastos pagados la añorada cámara. 
Los "ángeles", la bondadosa familia Bonaldi

Es una historia real, auténtica, que demuestra que hay personas que piensan en los demás y, además, realizan la buena obra hasta el final. La pareja está en deuda con ella y tienen claro, que si alguna vez les ocurre lo mismo, devolverán el bien recibido.

Ana Moreno Marín.

Dedicado a la Familia Bonaldi, por su inmenso corazón.
(*): Bueno, Bonito, Barato.


2 comentarios:

  1. El que ya se sabe, el protagonista masculino10 de febrero de 2012, 2:54

    Quiero subrayar que esta historia es tan real como maravillosa, y lo certifico porque he sido co-protagonista del relato, así que sabiendo esto ya no importa si pongo el comentario anónimo o no, ya se sabe quién soy.
    Fue una gran "suerte" que nuestra cámara fuera a dar con una persona de esta "peculiar" familia.

    Este relato lleva a pensar que no está todo perdido, la gente de este mundo todavía puede creer que el que tiene al lado, aunque sea un desconocido, puede ayudarte en lo que necesites en un momento determinado.

    Un favor de alguien se convierte en otro favor a otra persona en otro instante...y yo ya debo muchos!!!

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  2. Y que lo digas... Mira que dejarte la cámara! jajaja ;)
    ¡Cuánta falta hace poner en marcha esa cadena de favores! No todo está perdido y nuestra parte / contribución, es importante. Gracias por comentar!

    A.M.M

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